El circo de las cosas

El Circo de las cosas

“…su obra, cargada de una meticulosa elaboración, desde el punto de vista del objeto detallado, no cubre sólo el aspecto formal del objeto en sí, sino que cada elemento aparece como actor imprescindible, para comprometer al escenario donde habita, para decir algo, o hacer reflexionar, que es, en definitiva, el objetivo final de cada pieza.

Garnica, quien se autonombra: productor de imágenes, a pesar de su juventud, (40 años) es uno de los más prolíficos artistas hidalguenses y sin lugar a dudas, uno de los más atrevidos en sus atinadas y controversiales propuestas plásticas.”

Isidro L. Botalín.

Desde las posiciones de lo bello

Moralidad, sexualidad, religiosidad; aspiraciones, complejos, sentimientos. El artista maneja y plasma lo que ama, apasiona, detesta, inquieta o le hace volar. El producto: una obra, llámese de arte o no; lo será si alguna categoría estética tiene una aplicación, o si satisface una sola función del arte, y la obra de Enrique Garnica satisface varias. Al espectador puede gustar, conmover o disgustar el resultado, de ahí su aceptación o rechazo. Cada individuo tamiza la obra a su modo. Recordemos que en el siglo pasado “...La bella de la aristocracia debía ser delgado, etérea, pálida; la bella del comerciante debía ser gorda, bien cebada, suntuosa...” (Lazar Koprinarov). Del mismo modo con respeto a la fealdad Bielinski expuso: “...Lo feo se reproduce en el arte para llegar a ser denunciado y condenado desde las posiciones de lo bello...”

Gabriel Téllez